A tí, maestro/a, que construyes castillos de arena donde tus alumnos/as fabrican sus más dulces sueños.
A tí, porque guardas en el bolsillo botones perdidos, dibujos, lágrimas, caprichos, sonrisas y tantas cosas más.
A tí, porque cada día afianzas la justicia, la comprensión y la paz, porque puedes navegar entre juegos y canciones en el mar de la emoción.
A tí, porque eres profesional de los sueños y fabricante de torres de cristal, porque eres capaz de transformar lágrimas en sonrisas y porque tienes la capacidad infinita de dar y abrazar con ternura.
A todos, queridos compañeros, deciros que la sociedad confía en nosotros y está orgullosa de entregarnos, cada día, lo mejor que tiene: sus hijos.
Gracias y Feliz Día.